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Sobre los Mandalas Tridimensionales
El llamado mandala tridimensional surge como una herramienta importante y práctica para familiarizarse con este símbolo de símbolos. Esto se debe a que el contacto físico con ella siempre facilita la trascendencia de manera muy especial. En gesto aparentemente, sin importancia, al manipularlo, nos encontramos con la riqueza de significados que amplían nuestras perspectivas de conocimientos y transformación.
La Contemplación, entonces, se convierte en una condición más para incorporar el objeto de nuestra psique en una experiencia sensual y directa con él, ya que el mandala ahora puede ser "apropiado" y "manipulado" sin el espacio que separa el meditador de su instrumento auxiliar (mandala).
Explorar las posibilidades de este "mandala mano" - propone, básicamente, una especie de juego sin objetivo explícito, porque no hay un ganador o un perdedor - es también reconocer su carácter lúdico. Casi sin pretensiones, este objeto nos da una relajación que induce la concentración, dado que nuestras manos están atadas directamente al sistema nervioso central. Las figuras concéntricas formadas atraen nuestra atención y, al mismo tiempo, nos pone en contacto con el círculo, el símbolo de la psique, y de la perfección. Interactuar con ellos te ayuda a curar la fragmentación psíquica y espiritual, a manifestar tu creatividad y a reconectarte con tu ser esencial. Es como comenzar un viaje hacia tu esencia, te abre puertas hasta ahora desconocidas y hace que brote tu sabiduría interior. Integrarlas a tu vida te dará centro y la sensación de calma en medio de las tormentas.
<MANDALAS TIBETANOS TRIDIMENSIONALES>
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